el rocanrol de los idiotas

Yo no tenía ganas de reír, tu reías para no llorar;
yo le guiñaba un ojo a mi nariz, tu consolabas a tu soledad.
Yo sin ninguna escoba que vender, tu con mil y una noches que olvidar;
a mí no me quería una mujer, a ti se te moría una ciudad.
Tu habías perdido el último autobús, a mí me habían echado de otro bar;
los mismos alfileres de vudú, el mismo cuento que termina mal.

Pero quiso el cielo bautizar el suelo con su gota a gota
y con champú de arena para tu melena de muñeca rota
y tu mirada azul me dijo a cara o cruz
y mi alma de tahúr lo puso a doble o nada.
Y los peces de colores de mis botas y tus marchitos zapatitos de tacón
locos por naufragar, salieron a bailar
al ritmo de la lluvia sobre las capotas, el rocanrol de los idiotas.

Yo no venía de ningún país, tu ibas camino de cualquier lugar;
conmigo no contaba el porvenir, de ti no se acordaba el verbo “amar”.
Yo no jugaba para no perder, tu hacías trampas para no ganar;
yo no rezaba para no creer, tu no besabas para no soñar.

Y sin equívocos de vodevil, ni alertas rojas en el corazón
el dios de la tormenta quiso abrir la caja de los truenos y tronó,
porque quiso el cielo acariciar el suelo con su gota a gota
y con champú de arena para tu melena de muñeca rota.

Qué disparate de partida de ajedrez con una partenaire adicta al jaque mate.
Y tu bolso como un nido de gaviotas, y mi futuro con pan duro en el cajón
locos por naufragar, salieron a bailar
al ritmo de la lluvia sobre las capotas, el rocanrol de los idiotas.

Capeando el temporal, salieron a bailar,
como dos locos bajo el chaparrón de notas del rocanrol de los idiotas.
El rocanrol, el rocanrol de los idiotas.
Como tu y como yo. El rocanrol de los idiotas.
Se marcó la calle con aquel detalle de dejarnos solos...

No hay comentarios:

Publicar un comentario